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Novatadas en Cañada Honda incluyen sexo, se trata de un autogobierno

A RAÍZ DEL ACUERDO tomado entre el Instituto de Educación de Aguascalientes y el Consejo Estudiantil de la Escuela Normal Rural «Justo Sierra» de Cañada Honda, han salido a la luz más versiones acerca de los efectos de un auto gobierno, que regía este recinto educativo por años y que hoy ve amenazada su cuota de poder.

TESTIGOS PRESENCIALES, oculares, así como familiares de las víctimas, relatan historias que rayan en lo increíble, de una sociedad de alumnos que asemeja más a la creada por los niños en la película de Stephen King “El Señor de las Moscas”, que a un comité estudiantil de una universidad de carácter privado o público.

Y ES HASTA QUE Cañada Honda se posa en los reflectores que salen a la luz historias como la denuncia presentada ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos acerca de una supuesta violación a una señorita, ocurrida en el margen de las clásicas “novatadas", o ritos de iniciación, que emplean a manera de mecanismos de control las estudiantes de más alto grado escolar, imponiéndose a las recién llegadas y a las que aún cursan los primeros semestres.

DICHA DENUNCIA ha sido un secreto a voces dentro de la Comisión por muchos años, y aún hoy aguarda a que se haga pública, para que la presión obligue a las autoridades tomar cartas en el asunto, por encima de los intereses familiares de una hidrocálida que, según se dice, fue la víctima de una broma que se salió de control de parte de quienes dominan la jerarquía estudiantil, mayormente conformada por estudiantes de fuera del estado, que buscan siempre perpetuar los espacios para sus grupos, oriundos de otros estados, aislando a las jóvenes de Aguascalientes a ser siempre menos del 10% del cuerpo estudiantil.

EL APOYO QUE TIENEN las estudiantes en las maestras graduadas es un reflejo también de la estructura jerárquica que impera en el plantel, y que obliga incluso a los habitantes de la comunidad a apoyar los levantamientos del cuerpo estudiantil, aún a sabiendas de las situaciones indefendibles que suceden a puerta cerrada.

DICHOS HABITANTES SON, cuando la situación lo amerita, rehenes en su propia comunidad.

SE CUENTA EN VOZ baja en la comunidad diversas historias como la de Alejandra, que venía de una familia de agricultores y vio en la Normal -Justo Sierra- su mejor y tal vez su única opción educativa, que se vio truncada por la famosa semana previa a clases, donde suceden las novatadas más bárbaras y las jóvenes de nuevo ingreso son violentamente despojadas incluso de su nombre y en ocasiones prostituidas tal cual ocurrió hace poco con una alumna originaria de Durango la cual mejor desertó.

ALEJANDRA SE CONVIRTIÓ en número 86, y con ese mote sufrió varios tipos de abuso, como privación de sus horas de sueño, largas jornadas laborales de actividades propias de jardineros y agricultores con sólo una dosis de comida ínfima para soportar.

SIN EMBARGO, lo más intolerable no era el sufrir esas humillaciones con tal de ser aceptada tanto social como académicamente, sino el ver a las alumnas de alto grado jerárquico consumidas por una vida de lujos y excesos, con comida en demasía, incluso productos no esenciales de comida con bajo índice nutricional, objetos de belleza personal, y otros artículos que poco tienen que ver en el desarrollo académico de las jovencitas.

NO MENOS ESCUCHADO entre la comunidad, son las recurrentes visitas de hombres a altas horas de la noche, que entran y salen brincando las bardas de la escuela; una visita de lujo que solo se dan las estudiantes de alto nivel jerárquico.

OTRAS HISTORIAS de corte similar involucran preferencias sexuales diferentes, y también involucran beneficios de estudiantes mayores, sin embargo, son casos que no resaltan mucho. Señoritas como Alejandra solo tienen de 2: tomar o dejar la oportunidad.

PREBENDAS COMO las que obtienen las estudiantes, comida, habitación, mesada, numerosos viajes de estudio incluidos, no son comunes en el ámbito universitario, y personas sensibles como Alejandra, tienen que aprender la ley de la selva y adaptarse, pues es la única alternativa educativa a la que pueden acceder, a pesar de que el precio sea alto.

NÚMERO 86 TAMBIÉN desertó en el primer semestre, decidió abandonar las filas para no renunciar a su nombre, solo a sus sueños de ser Alejandra la mujer profesionista de su comunidad.

Por: Pluma Negra